PRESENTACION



Esto que van a leer de aquí en más tiene sus razones, como todo lo que escribimos para que otros lo lean. Es casi imposible escribir algo sin tener en cuenta al otro; así sea de manera absolutamente inconsciente, el otro siempre está (parafraseando a la filóloga contemporánea argentina Marilina Ross). Y ésta es una de las razones principales por las que uno escribe: el otro. Hay tantos otros dentro de uno mismo…
También en ésto que van a leer de aquí en más (y recomiendo que vayan acostumbrándose a la repetición, porque como ya nos aleccionó
Robert Fripp hace unos 30 años, es necesario “repetir para innovar”), podrán reconocer –los más memoriosos- hechos transcurridos en la historia de Argentina y de otros países latinoamericanos, tanto en fechas recientes como no tan recientes. Pero no está demás aclarar que ni los más memoriosos ni los desmemoriados absolutos incurrirán en el irreconocimiento de lo leído, por un simple motivo: la literatura es ficción, pura mentira diría mi estimada amiga Menti.
Y retornando a lo histórico para cerrarlo de una vez por todas (al menos, convengamos, en esta presentación; sería más que estúpido arrogarse el poder de poder clausurar la historia;
Fukuyama hay uno solo, sino el mundo y su historia estarían mucho peor), la razón histórica es una de las más importantes a la hora de ponerse frente a las hojas en blanco. Es decir, los escritores siempre queremos tener la razón histórica, sobre todo cuando escribimos.
Otra de las razones esenciales de lo escrito es meramente estadística, pero mal que nos pese, influye directamente sobre el resultado estético del
texto final.
En la carrera de actor
que realicé en el IFT (que no es la sigla de “Instituto de Formación Teatral”, como generalmente se cree, sino la de “Idisher Folks Theatre”, algo así como Teatro Popular Judío), mi profesor en 1º año de la materia Actuación, Eduardo Pavelic, dijo en una clase que el ser humano apenas suele utilizar un misérrimo 10% de sus capacidades sensoriales e intelectuales para desarrollarse en la vida. Si tomamos en cuenta seriamente este dato, de ese porcentaje debo descontar algunos dígitos de mis capacidades para nada relacionados con las cuestiones literarias que destino a otros trabajos ajenos al escribir; un par más de dígitos dedicados a las relaciones con mis hijos, mi pareja, mi madre y mis amigos; otro digitito que le asigno diariamente a las páginas porno con sus consiguientes masturbaciones y dramas informáticos; medio más para la gastronomía, y medio más que me insume el mundo fútbol, de lo cual puede inferirse que no sé si llego a dedicarle a la literatura –en el rubro escritura- un mísero 1,5% de mis capacidades sensoriales e intelectuales, todo ello suponiendo que lo escrito por mí fuese literatura, y por sobre todo que lo aseverado por Pavelic fuese cierto. Ahora se me ocurre pensar en qué mierdas perdemos el 90% restante de nuestras capacidades sensoriales e intelectuales.
De todas formas, espero que puedan apreciarlo, eso si les alcanza el miserable resto de sus capacidades sensoriales e intelectuales que les debe quedar para destinarlo a la lectura, que no es mi caso, porque como habrán podido apreciar no puntualicé ningún porcentaje dedicado a la lectura, y menos que menos podría masturbarme o elaborar algún plato leyendo mis propios escritos.
“Vos escribís porque el aire es gratis”, me dice siempre que tiene ocasión mi gran amigo, el escritor y blogógrafo argentino Alberto David Baccay, antes de que el alcohol le tape las primeras luces del día.
Salute, Garibaldi, que la Italia e mostra. Algo así decía mi abuelo Amadeo.


Nota l: la foto que ilustra esta presentación pertenece a Ray Metzker. Su nombre es "Chicago".
Nota ll: debido a la organización de los blogs que Google nos "presta", me veo en la necesidad de aclarar la manera en que debe leerse mi trabajo, ya que es imposible la lectura tal como si uno de nosotros agarrara un libro y leyera de la página 1 en adelante. Google dice, pontifica, decide cual emporio periodístico que actualiza minuto a minuto con la última noticia su canal 24 hs (de noticias, claro), que los blogs deben leerse siempre con el último posteo al principio, cosa que atenta contra la continuidad de una historia (¿Será que la literatura, me pregunto, debe vencer en una nueva batalla?). Así que aquí va: una vez leída la "Presentación", al final de la página y sobre el margen derecho se verá una columna, "Previous Posts", en la cual siempre aparecen no más de 10 capítulos; el último, el de abajo de toda la columna, es el que habilita los próximos 10. Más fácil imposible. Sino vayan a quejarse a Google...
Nota lll: este trabajo está dedicado a Claudia Gómez Pinzker.
Nota lV: la foto del perfil pertenece a Felipe Ingratta y fue realizada en Parque Siquimán, Córdoba, el 29\01\11.