CAPITULO XXXIV

Sin palabras. Quizás sea mejor sin palabras. O al menos sin las palabras conocidas, las palabras de todos los días, esas con saco y corbata, uniforme militar o sotana, disfrazadas para que no las reconozcan en los bares, las facultades, las canchas de fútbol.
Sin las palabras con las que siguen endeudándonos con la muerte.













Nota: la foto que ilustra esta presentación, pertenece a la fotogalería del
diario “El Espacio”, Bogotá, Colombia.