CAPITULO XXXIX

y de le mer estebe serene en una Casa de Gobierno que se ha quedado sin palabras, sin balas para seguir enseñándole a la gente, una Casa de Gobierno pintada de rosa y escorando hacia un lado vacía en sus entrañas, con todas las luces encendidas al pedo, con todo el poder qu ustubu surunu.
¿Estaremos hablando del bodrio de país que apenas sobrevive haciendo un ruido raro, ese ruido de las siestas pueblerinas bajo cincuenta grados de calor, el típico ruido de la calma chicha? ¿Estaremos hablando del país defolteado, del país canibalizado, saqueado? ¿O será que pensamos que estamos hablando, cuando en realidad hemos perdido hasta el habla?











Nota: la imagen que ilustra esta presentación se logró en La Habana, Cuba, y fue extractada de
Geocities.