Cap. LXVIII


El país da miedo. Y cuando el país da miedo, cuando el país se nos aparece como el más terrible de los cucos o el mítico hombre de la bolsa, hay que entender que los gobernantes están ejerciendo desde el miedo a través de las instituciones del estado. Esto es, el gobierno impone la muerte como límite desesperado a la desesperación de la protesta. Esto es, le parto la cara a mi hijo con un bate de béisbol porque su conducta desequilibra lo que considero la dulce paz hogareña.

Que yo recuerde, la primera vez del miedo me asaltó en la casa de mis abuelos paternos, en el barrio de Saavedra, al atardecer de un viernes de verano; había corte de luz, supuestamente por el terrible calor, y yo iba por el pasillo principal hacia mi pieza, cuando delante de la puerta de la cocina –una parte de la casa donde todavía entraba el último sol de la tarde- escucho y veo a mi abuela Lola charlando con mi vieja, justo cuando decía detrás de sus gruesas gafas y destripando unas perdices a la luz de las velas, perdices traídas el día anterior por mi viejo de su semana de caza, perdices para el escabeche, que odiaba la oscuridad.
Y ahora, tantísimos años después, pienso que bien podría haber encendido una vela para entrar a mi pieza a buscar el libro de las fábulas de Esopo que quería leer con mi abuelo, don Amadeo, que me esperaba sentado en el umbral de la vereda, uniformado con una de sus eternas musculosas blancas; ahora, sólo quedan las plumitas de las perdices flotando a la luz de las velas, y la espalda ancha de mi abuelo, ya de vuelta de mi pieza y sin las fábulas de Esopo bajo el brazo.


Nota: la imagen que ilustra esta presentación, fue extractada de la siguiente página:
http://rionegrotodo.com/Documentos/Solari.htm

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"se me abren los oídos". Así expresaba mi miedo de chica. En la cama a oscuras, escuchaba los pasos que no existían de la gente fantasma que caminaba por el comedor de día, dormitorio de noche. Tuve miedo cuando vi llorar a mi tía Dora mirando por la tele el velorio de Juan Domingo, tuve miedo ya de grande, la desaforada realidad me hizo cagar de miedo más de una vez. Mi hiciste acordar de muchas cosas, tu abuela, mi tía, Roque Perez, mis miedos. Re Volviendo a mí, casi.

martes, agosto 22, 2006  

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