Cap. L

En verdad, todo lo escrito hasta ahora es mentira. Mejor dicho, gran parte de lo escrito hasta ahora es mentira. Así como hace unos días atrás decidí ser un tipo más limpio, hoy extiendo esa decisión a la escritura. El riesgo es quedarme sin palabras.













Nota: la imagen que ilustra esta presentación pertenece a Fernando Vicente, y fue extractada del diario El País, de Madrid, España.

Cap. LI

"El arte es una mentira que nos permite decir la verdad"
Pablo Picasso

mentira.

(De mentir).


1. f. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.


2. f. Errata o equivocación material en escritos o impresos. Se usa más tratándose de lo manuscrito.


3. f. coloq. Manchita blanca que suele aparecer en las uñas.


4. f. coloq. Chasquido que producen las coyunturas de los dedos al estirarlos.

~ oficiosa.

1. f. La que se dice con el fin de servir o agradar a alguien.

coger a alguien en ~.

1. fr. coloq. Hallar o verificar que ha mentido.

decir ~ por sacar verdad.

1. fr. Fingir que se sabe algo, para hacer que lo manifieste otra persona que tiene noticia de ello.

parece ~.

1. fr. U. para dar a entender la extrañeza, sorpresa o admiración que causa algo.


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El tema de la mentira es verdaderamente difícil; reproduzco las definiciones del RAE, y me quedo con la última de las acepciones; claro, no es la que mejor detalla una mentira, pero si todo el mundo usa esa frase, “Parece mentira que…” ante una situación, una persona, un diálogo, un objeto que le causa -especialmente- admiración, creo que esa acepción tiene lo suyo. Y la gente también.

Repito: gran parte de lo escrito hasta ahora es mentira.

Cap. LII

El 28 de diciembre sigue en su lugar, no deja de ser viernes; no sé si mañana los ñoquis del 29 serán mentira o verdad; tampoco sé si le aseguré a Baumgarten que los comeríamos juntos. De suceder ésto, porque en verdad sería todo un suceso en sí mismo, me fascinaría suplantar los obligados billetes debajo de los platos por papeletas de votación de la Alianza, con la que Baumgarten se ha llenado siempre la boca y las decisiones económicas y no tanto en estos dos años de mierda, pero no sé si ese acto sería mentira; tampoco sé si sería verdad, una verdad en serio.

Baumgarten es uno de esos pragmáticos de verdad: hace apenas siete días, estaba discutiendo acaloradamente con mi equipo si los masacrados (porque en sus palabras eran auténticos masacrados) llegaban a treinta o treinta y cuatro, y un par de horas atrás me invitaba a compartir los ñoquis del 29.
Baumgarten es de los que cuando dudan, están perdidos; y no confundamos dudar con meditar.

Mi equipo es de los buenos, como esos perros labradores casi blancos, los buenos. La cuarentona Abril Mallo suele ser el punto de equilibrio entre Héctor “el Ruso” Pascales y yo, el viejo Tit para toda la pendejada. Abril es Calendaria en el universo de la redacción, obviamente por su apellido, menos para Reynaldo “Mostaza Merlo” Sabbora, con serios inconvenientes para pronunciar ciertas palabras, por lo cual para él es Candelaria. “Siempre teniendo que marcar la diferencia, pelotudo”, le dice el Ruso cada vez que Mostaza le da el pie, es decir cada vez que Mostaza opina, ya sea sobre la problemática sanitaria en Corea del Norte o sobre la incandescencia de los agujeros negros. Quizás en estos últimos tiempos sea comprensible el estado emocional enclenque del Ruso: tiene 36 y va a ver por primera vez en su puta vida a Racing campeón. No es cosa menor. Pero a este imprevisto en el concierto mundial del fútbol, debe mezclarse el momento emotivo y profesional como periodista que está pasando. “Es un tira y afloje todo el tiempo, Tit”, me dijo días atrás en un chat mientras estaba en mi viaje peruano. Para un fanático es demasiada presión.
Y Sabbora, ingeniero en sistemas y diseñador gráfico, es la pata informática del equipo, amigo de la infancia del Ruso, amante del golf y el rugby; lo que se dice un winner, tipo de poner el ojo sobre una mujer y arrasar, a pesar de sus problemas con el habla.
Mi equipo es de los buenos. Lástima que en unos días, por uno de esos caprichos que me han costado demasiado caros a veces, no será más mi equipo.










Nota: la imagen que ilustra esta presentación, fue extractada del siguiente site:
EAPC > Castellano

Cap. LIII

¿Matar treinta personas sería posible de no haber lenguaje de por medio? ¿Treinta personas, mil, dos mil, treinta mil personas, sería posible? ¿Eficacia, gestión, emprendimiento, proyecto, son palabras propias de la política? ¿Eficacia, gestión, emprendimiento y proyecto, son palabras que se apropió el empresariado del mundo? ¿Son palabras apropiadas por la escuela pública del mundo, por el periodismo de derecha de izquierdo del mundo? ¿Para matar treinta personas, mil, dos mil, treinta mil personas, son necesarias las palabras eficacia, gestión, emprendimiento y proyecto en el discurso de los que matan? ¿Exito, la palabra éxito es necesaria? ¿Exito en matar treinta personas, mil, dos mil, treinta mil personas? ¿Matar es un proyecto?

Están los dueños de los autos, los dueños de las casas, los de los edificios, las empresas, las revistas y los periódicos; están los dueños de las armas, los aviones, los transatlánticos y los perros; están los dueños, incluso, de parcelas que ya se vendieron en la luna y los hijos que vendrán en próximas generaciones; y los dueños de libros, músicas y películas de derecha y de izquierda que leen, escuchan y miran las personas de derechas y de izquierdas del mundo entero. Y también deben estar los dueños de los proyectos.
¿Alguien es el dueño de la palabra emprendimiento? ¿Alguien es el legítimo dueño de la palabra proyecto?
Sólo sabemos que están los que emprenden proyectos, los que eficacian, los que exitan con más o menos suerte; sabemos que están los que matan treinta, mil, dos mil, treinta mil personas como si se tratara de un proyecto eficaz matar treinta, mil, dos mil, treinta mil personas en el menor tiempo posible y ese lapso lo más breve posible asignara el nivel de éxito del proyecto.
Apenas sabemos que la palabra no tiene dueño.
Eso alcanza para empezar.


















Nota: la imagen que ilustra esta presentación pertenece a Mario Quinteros.

Cap. LIV





















Hasta aquí llegamos; ésto ha sido todo. No quiero hacer un recuento en el plano económico, me asustaría. Los hijos están muy bien, grandecitos; es decir, es la situación para dejar todo. Basta de periodismo, basta de matrimonio, basta de luchas. “Cuando los pibes tengan un par de años más me separo”, es la famosa frase que los que vienen de crisis de pareja y crisis de trabajo y crisis con la vida misma, esperan pronunciar lo antes posible.

La Patagonia o el Caribe, esas son las opciones. El resto es hasta aquí llegamos Títtulli.
Nota I: la foto de Tierra del Fuego, Argentina, pertenece a Jorge Sallies.
Nota II: la foto de Isla Mujeres, México, fue extractada de la siguiente dirección:

Cap. LV

Hasta aquí llegamos significa que necesito descansar. Hace años que no descanso, años comparando fotos y cambiando fotos, años comparando los absurdos que entrega la patria y arriesgando titulares políticamente correctos y no tanto, años de descuidar mi pareja en medio de las noticias más insólitas, en medio de los asesinatos más truculentos, demasiados años de descuidar la relación con mis hijos en medio de los fracasos políticos más aberrantes, las violaciones más impensadas, las historias más inaceptables, historias que de ser escritas por un novelista harían decir a muchos “mirá que cabeza podrida tiene este hijo de puta”.

Hasta aquí llegamos significa que necesito descansar; me duele todo; me duelen las fotos de todas las muertes que pasaron por mis ojos y mis manos, me duele cada tapa del “Un día menos”, me duelen los cadáveres, humeantes todavía, del 19 y 20 de la semana pasada.

Hasta aquí llegamos significa que necesito descansar. Solo eso.


Cap. LVI

Y además del bendito descanso, el nuevo año que comienza deberá traer algo que se le parezca a una vida nueva. Con eso será suficiente para empezar otra vez. Es decir, voy a seguir siendo periodista y escritor y padre y amigo y un tipo tranquilamente encabronado, y con seguridad tendré una nueva vida de pareja, y todo ésto será suficiente para empezar otra vez. Solo es cuestión de esperar que empiece el 2002.












Nota: la imagen que ilustra esta presentación pertenece a
Francisco Bustamante.